Y aquí estamos...

Cuentos fantásticos, tal vez - más adelante - capítulos de una novela, poesías...
En fin, todo lo que pueda llevarnos a un mundo en el que la rutina no existe... y la realidad tampoco.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Los otros y nosotros

Nunca lo hubiera pensado. Después de todo, uno trabaja todo lo que puede para llevarse el pan, vio, porque es necesario que la familia esté bien alimentada, el 15 de la nena, el viaje de egresados del pibe... Pero uno tiene derecho a viajar tranquilo, después de doce horas de encierro, en un tren en el que con suerte no tenés ningún codo en la cara. Y no quiere que lo jodan, qué tanto.
La cuestión es que estaba tranquilo, justo sentado en una esquinita semioscura, casi dormido, ensimismado en mis pre-sueños... cuando entraron esos. Sí, esos, los de gorrita, remera larga, cumbia a todo lo que da. La puta que los parió. Guardé el celular, me fijé que la mochila estuviera bien cerrada. Nada. A las cuatro estaciones se bajaron; no jodieron tanto, al fin y al cabo.
Pero no terminó ahí.
Después subió esa embarazada. Mierda, che. Nadie se levantó. Y a uno le enseñaron a ser caballero. Puta madre. Y sí, le cedí el asiento. Me dio pena la piba, pobre. Jovencita. Demasiado. Por suerte, se bajó rápido y recuperé mi lugar.
Lástima que ahí vino lo peor. Entraron cuatro boludos que no sabían ni hablar. Una papa en la boca tenían. Celulares enormes (no sé si son celulares o qué, ni me importa), pantalones ajustados, una música que era puro ruido, a los gritos, cero conciencia del espacio ajeno.
Y bueno, tuve que hacerlo. Primero se reían, pero cuando se dieron cuenta de que la cosa iba en serio, comenzaron a gritar. Me pegaron también. Me dijeron unas cosas extrañísimas, no sé si hablaban español o lo mezclaban con inglés o qué, no los entendí, no sé.
Me costó. Quedé todavía más cansado de lo que estaba cuando me subí al tren. Pero la gente me ayudó, no te creas.
También eran jóvenes. Lo único que me hace sentir un poco mal.
Pensar que lo único que quedó de ellos es este círculo de ceniza. 
Eso sí, mirá qué linda foto que me saqué. Con el celu del más alto, viste.

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